Visita al Real Observatorio de Madrid


Esta será la cuarta visita de la serie que tenemos programada para 2018. Tendrá lugar el viernes 20 de abril POR LA TARDE, a las 16.00 horas, y en ella conoceremos el Real Observatorio de Madrid. La duración aproximada será de 1 hora y media.

El Real Observatorio de Madrid está situada en la calle de Alfonso XII, 3. La estación de metro más próxima es la de Atocha (línea 1). Como el acceso al Observatorio es un tanto incómodo, nos reuniremos en el arranque de la Cuesta de Moyano, en la plaza del Emperador Carlos V (glorieta de Atocha), a las 16.00 horas. Desde ahí iremos andando: unos 10 minutos, en pendiente.

La visita está abierta a socios de Trotea y a familiares o conocidos que les acompañen. Es necesario que confirméis vuestra asistencia con antelación, indicando vuestro nombre y el número de asistentes, a José Luis Díaz de Liaño (teléfono 666 353 221; correo electrónico jdl2008@hotmail.es). El precio de la visita es de 3 euros para los socios de Trotea mayores de 65 años, y de 5 euros para los socios de Trotea menores de 65 años y para los no socios. Este precio lo abonaremos al llegar al punto de encuentro.

Para información más detenida sobre la visita, podéis seguir leyendo.

La Ilustración y la ciencia

En esta visita tenemos la ocasión de confirmar la vocación “científica” de los representantes de la Ilustración. No olvidemos que la famosa Enciclopedia de Diderot, el “faro” de los ilustrados, llevaba como título “Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios”, o que el propio Carlos III, antes de su llegada a España, había promovido con ánimo científico las excavaciones en Pompeya y Herculano.

El caso es que, tras la Fundación del Observatorio de Cádiz en 1753, se propuso a Carlos III la creación en la Corte de una institución semejante que permitiera mejorar los conocimientos astronómicos, tan ligados a la navegación marítima. El principal valedor de la idea fue Jorge Juan, un marino y científico español solo medianamente conocido y que, sin embargo, prestó a la Corona servicios impagables y completó tareas como la medición de la longitud del meridiano terrestre para demostrar que la Tierra está achatada en los polos.

Se encomendaron, pues, las trazas al arquitecto real Juan de Villanueva, que cumplió con justeza su cometido, aunque por dificultades de financiación las obras no empezaron hasta el reinado de Carlos IV y aun entonces quedaron paralizadas, de forma que no terminaron hasta 1847: ¡58 años después de comenzar!

Neoclasicismo modélico

La visión actual del Observatorio, un edificio de líneas nítidas, no hace justicia a lo arduo de su construcción. Está instalado en lo que en su día se llamaba “cerrillo de San Blas”, junto al Jardín Botánico y el Gabinete de Ciencias Naturales (hoy Museo del Prado), en lo que estaba destinada a ser una auténtica “Ciudad de las Ciencias”.

Arquitectónicamente, el inmueble es un prodigio de estilo neoclásico. En planta, la parte central es un cuadrado, de cuyos lados sobresalen sendos cuerpos de planta asimismo cuadrangular. Uno de ellos, que hace de portada, lleva seis columnas corintias dispuestas en doble hilera. La primera planta del cuadrado central se corona con un templete circular con 16 columnas jónicas.

A principios del siglo XX, el edificio pasó a integrarse en la Administración del Estado y hoy depende del Instituto Geográfico Nacional. El Observatorio ha estado siempre ligado al estudio de la astronomía y las ciencias de la tierra (física solar, mecánica celeste, meteorología, etc.).

En la visita, que será guiada por personal del propio Observatorio, recorreremos:

  • la rotonda central, con una serie de instrumentos históricos y una extraordinaria biblioteca,
  • una sala con una reproducción del telescopio que diseñó William Herschell en 1804, y que quedó destrozado poco después, en la guerra de la Independencia,
  • la sala “de las Ciencias y del Universo”, con una impagable colección de instrumentos de los siglos XIX y XX.

En resumen: una excelente ocasión para conocer lo que había de científico en el espíritu de la Ilustración.

IMAGEN de portada: cortesía de: Fotografía y lugares

 

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