‘Obabakoak’, algunas notas de lectura, por Julio V. Martín


Publicado el 8 de junio de 2020.

Abordar la lectura de esta obra es una experiencia gratificante, pues no solamente nos sumergimos en una serie de cuentos como podríamos encontrar en cualquier antología de este género, sino que poco a poco nos vamos sintiendo atraídos por un invisible hilo conductor hábilmente tendido con más de una ida y venida, lo que configura una unidad narrativa, con sus variaciones e influencias pero que al final constituye un todo sólido.

Una primera cuestión que se le puede plantear al lector es, dado el origen del autor, si está en presencia de un ejemplo de literatura vasca, con su esperado costumbrismo local que pudiera distinguirla de la prevalente en otras partes del territorio común de la lengua española. Es cierto que la redacción original lo fue en euskera y la versión analizada ha sido traducida por el mismo autor y ello, a pesar de la cuidada labor de traslación a veces surgen modismos un tanto ajenos al castellano más general, lo que en la época actual tiene una relativa importancia aparte de encender las normales luces de posición de los localismos. Pero si se compara con las modalidades del castellano o español de Hispanoamérica, se puede decir que estas señales son apenas perceptibles, solamente para aquel lector curioso o acostumbrado a oírlas por frecuentar el País Vasco español. A título de ejemplo se puede citar un par de ellas, chabola, por cabaña, y el inicio de las interrogaciones con el “ya”.

Sorprende la referencia repetida de personajes que si bien forman parte de la historia, tienen un origen alemán. No se sabe si ello se debe a recuerdos personales del autor relativos a su familia o a conocidos de su infancia y juventud o si, por el contrario, fuera producto de un cierto y buscado alejamiento no exento de admiración por un entorno cultural, político, o simplemente geográfico que así soslayaría la inevitable referencia con el entorno próximo natural del que el idioma de redacción sería testigo. Y así lo vemos en el primer cuento de INFANCIAS, Esteban Werfell como en la tercera parte EN BUSCA DE LA TERCERA PALABRA, los relatos Hans Menscher, Klaus Hanhn y Margarete y Heinrich o Un vino del Rhin. Es cierto que se citan otros contextos, Irlanda, Arabia o China, pero sobre todo estos últimos están algo más justificados por su distinguible aroma de los cuentos más clásicos como los de Las mil y una noches.

Si bien el cambio de localización geográfica puede ser simplemente un recurso literario, sorprende en un principio el traspaso de un ambiente rural indefinido y representado por un topónimo intraducible como Obaba, y así de repente nos vemos en Castilla en el pueblo de Villamediana, lugar en el que se encerró el autor para escribir esta obra y que puede que sea utilizado como una simple trasposición geográfica para evidenciar que las relaciones que se establecen a veces en la vida y son recuperadas por la memoria tienen cierto peligro pues un exceso de la misma puede desfigurar o igualar las primeras impresiones. Así las palabras vacío, cuervo y oveja valdrían para significar tanto un lugar como otro, esto es, cualquier lugar. Y los aspectos más desagradables recuperados por la memoria serían perfectamente transportables sin importar el lugar pues responderían a lacras universales independientes del tiempo y lugar.

No obstante, sí da la impresión, siquiera por la extensión, de que el relato NUEVE PALABRAS EN HONOR DEL PUEBLO DE VILLAMEDIANA debió tener la vocación de una suerte de nouvelle en la que descargar lo observado en el entorno más próximo lo que sería más comprometido que hacerlo en uno más lejano. Hay en ello recuerdo, y agradecimiento de una experiencia vivida.

Más interesante como artilugio literario es la temprana introducción del lagarto, algo inquietante y cuya verdadera intención se mantendrá oculta hasta casi el final del libro.

El relato va avanzando paulatinamente más en un sentido poético que meramente costumbrista, aunque sabido es que el costumbrismo admite gradaciones. Como también los pequeños giros narrativos, como el del Canónigo Lizardi (lagartos en castellano), cuyo apellido se antoja un guiño a fin de mantener viva la historia del lagarto hasta su desarrollo posterior.

El relato Post tenebras spero lucemaparte de reflejar las dificultades de la enseñanza en el ámbito rural es una reflexión sobre la soledad y la ilusión de una compañía idealizada por la maestra que entra en sintonía con su parte más sensible y de ahí esas apelaciones al Corazón Confuso, al Corazón Asustado y la lucha por apartarse de las habladurías que casi inevitablemente habría de enfrentar por su relación con el joven criado. Asunto muy tratado en la literatura pero que aquí se lleva a cabo de una manera más sutil.

El paseo nocturno de Katharina y Marie constituye una nueva digresión poética en la que se juega con el paso de un tren, el de la vida, que se aleja, que a veces emite señales que estimulan la imaginación y la ilusión romántica de la primera de ellas y en el caso de Marie, en su paseo con el abuelo, el perro y el caballo, el encuentro y diálogo con la naturaleza que se humaniza con nombres propios asignados a los animales aunque no sean los domésticos a los que se asignan atributos humanos como la indecisión por su forma de volar, en el caso de Gordon el murciélago, la gallina Frankie y el caballo Kent, cuya venta produce una gran desazón al alejarse en el tren.

Como se ha comentado anteriormente el relato del pueblo de Villamediana, aparente mera trasposición de Obaba, aunque está claro que goza de autonomía propia respecto al resto de los relatos. Sus primeras impresiones son unas iniciales referencias distanciadas en el tiempo de lo que la memoria puede ayudar o perjudicar al individuo. Sigue una descripción del pueblo, con sus luces y sombras, la luz solar no ocultaba la sombra de la marginación personalizada en las figuras de un grupo de personas llamadas los pastores. El bar como local de reunión y foro de discusión de los aconteceres diarios entre los que se encontraba el asunto de la caza. También se describe un lugar elevado, observatorio que además servía de baremo para medir las fuerzas de los vecinos en su subida.

Pero como era casi de esperar, la mera descripción no se salía apenas de la que podría encontrarse en cualquier lugar parecido y he aquí que aparece un personaje singular que anima la monotonía del relato y que dice llamarse Juan de Tassis, como el conde de Villamediana del famoso epitafio de Góngora. Por cierto, en el vestíbulo del Ministerio de Economía en la Castellana hay un cuadro de gran formato anteriormente ubicado en el Palacio de Comunicaciones de Cibeles, hoy Ayuntamiento de Madrid en el que figura D. Juan de Tassis como Correo Mayor siendo recibido por el rey. Como es un cargo que tuvo anteriormente su padre, el primer conde, no está claro si se trata de uno u otro. Y aquí entonces el autor no evita caer en la tentación de aprovechar el topónimo del pueblo obra para evocar, si bien brevemente la historia del famoso burlador tan estudiada y recogida por diversos autores. La irrupción de este personaje, que se descubre pronto su verdadera identidad de poeta, contribuye a dinamizar el relato y dotarle de una aureola algo fantástica que así permite el suavizado de la tentación costumbrista.

EN BUSCA DE LA ÚLTIMA PALABRA retoma el artificio literario de carácter simbólico del lagarto, así como otro asunto de interés literario como es el del plagio partiendo de la afirmación del tío de uno de los personajes de que toda la literatura desde el siglo XIX no es sino puro plagio.

A continuación entra de lleno en un terreno más acorde con la estructura y el propósito del libro, como es el de la definición de los cuentos. Para ello después de rememorar el cuento del mercader de Bagdad y la muerte entra en la discusión de qué es lo que caracteriza un buen cuento. Como ejemplo relata el cuento Sueño de Chejov y El collar de Maupassant. Curiosa es la referencia al Foster Harris y su teoría de la fórmula que cada cuento lleva consigo como simple operación aritmética. El del mercader de Bagdad tendrá más adelante su coda.

Alejándose del mundo oriental se zambulle en el mundo anglosajón de la mano de Mr. Smith, personaje que aparece de la nada en el relato y es el vehículo de los nombres de los protagonistas de un nuevo cuento, pero en un giro exótico enmarca a estos personajes en la Amazonía. El catálogo de nombres de las aves y resto de animales en un homenaje al realismo mágico de la literatura latinoamericana.

Y entonces el narrador justifica la ausencia de título del cuento bautizándolo con el nombre de Laura Sligo de resonancias irlandesas. El final del relato es expresado por Mr. Smith recurriendo al latín Finis coronat opus y enlaza con la sesión de lectura del tío del protagonista que comienza con un repaso de una serie de obras de la literatura universal que se inicia con Zola y su Nana y algunas traducciones del tío.

Es interesante aquí la referencia que el autor hace a los coups d´hasard que de alguna forma prefigura las sincronicidades estudiadas por Jung. Después de revisar las traduciones y aun estando en un contexto cultural anglosajón, los tres relatos siguientes se ven atraídos una vez más a la inercia teutona con Hans Menscher, Klaus Hanhn y Margarete y Heinrich, gemelos. Resulta curiosa por lo infrecuente la utilización de medersas, posiblemente tomada prestada del francés, siendo más frecuente en castellano madrazas o madrassas para designar las escuelas religiosas al describir elementos de connotación de una ciudad árabe objeto y monotema del pintor Menscher que muere apuñalado con un puñal de hoja larga y empuñadura damasquinada, lo que no deja de ser un anacronismo pues aunque la técnica del incrustado es antigua, el damasquinado parece tener su origen en el siglo XIX y precisamente en la ciudad de Eibar (Guipúzcoa) si bien, trasladada a Toledo cuajó definitivamente en dicha ciudad hasta nuestros días desapareciendo prácticamente de su lugar de nacimiento. Queda pues en el aire si su irrupción en el relato tiene alguna intencionalidad de homenaje críptico o simplemente es una de esas sincronicidades o coups d´hasard glosados por el autor.

Curiosa es la manera de presentar cómo se debe proceder Para escribir un cuento en cinco minutos para lo cual es preciso disponer de un reloj de arena y escuchar música con lo que se consumirían los tres primeros minutos y que se supone que dando rienda suelta a la imaginación y producción verbal, el relato ya estaría muy encaminado y solo restaría enlazar oración tras oración en un crescendo o diminuendo para llegar al final del cuento.

Klaus Hahnn es un cuento con una carga onírica importante en el que se efectúa un largo paseo por la vida y la muerte, pasando por algunos de los gozos terrenales como los viajes de vacaciones, el buen vestir y la alta cocina con una alusión a un supuesto plato de pescado, el savarin, homenaje al que se puede considerar padre de la gastronomía Brillat-Savarin. Lo curioso es que la receta no parece corresponderse con la auténtica, lo que no sabemos si es intencionado o no, pues el savarin es un postre de origen polaco importado en Francia y adoptado posteriormente en Italia. La sombra del pasado de una muerte, las frecuentes alusiones al asesinato y un frecuente coqueteo con el suicidio crean una atmósfera misteriosa y un tanto irrespirable.

Misterio o reflexión psicológica es el tema del siguiente cuento que presenta a los hermanos gemelos Margarete y Heinrich y especula con la relación y las relaciones que a veces desde el exterior pretendemos observar ante tal capricho de la naturaleza. Quién no habrá pensado alguna vez, al conocer a una pareja de gemelos que en realidad se trata de la misma persona, original y copia, una especie de clon y que a veces solemos dar pábulo a aquellas historias, posiblemente parcialmente ciertas, de que ambos hermanos sienten y padecen comúnmente las vicisitudes de la vida, ya sean las pasiones, los dolores, los dramas, las alegrías…

Y de ahí, el salto al territorio de la Lorena. Y de nuevo desliza un guiño lingüístico con los nombres al citar al conde Lotario (Lorena fue el territorio que asignó Carlomagno a su hijo Lothar, de ahí Lotharingia o Lorraine y finalmente Lorena), para trazar un apunte medieval y quizás reseñar el origen de la reivindicación germánica de un territorio arrebatado por una fuerza foránea, reivindicación que ha llegado a la historia contemporánea de forma siempre accidentada.

Y por fin llegamos con el MÉTODO PARA PLAGIAR al punto que un distraído lector podría estar buscando desde el principio, la raíz de la lengua vasca, el euskera o euskara. En efecto Axular es el sobrenombre del navarro Pedro de Aguerre o Daguerre Azpilicueta considerado el principal prosista en euskera. Ante la supuesta reivindicación del euskera como lengua única (hay orígenes para gustos varios: finés, georgiano, incluso del antiguo ibérico inspirado a su vez en el tamazigh o bereber), nuestro protagonista en una pirueta temporal esboza la teoría del plagio, eso sí, a partir del siglo XVIII, por la que un autor moderno no debe inspirarse en modelos como el de Robbe Grillet o Faulkner más interesados en los problemas lingüísticos y descriptivos y psicológicos que en la propia historia y sí en otros autores como H.H. Munro “Saki”, fustigador de la vida en la corte eduardiana, Dino Buzzati, o Ernest Hemingway, autores cuyo énfasis recae principalmente en las vicisitudes que tienen que atravesar los personajes de sus historias. Dicho de otra forma, cuanta más antigua sea la “inspiración”, mejor para el plagiario. Ejemplo de lo cual son sus cuentos orientales trasuntos de Las mil y una noches. Eso sí, siempre de autores conocidos, no fuera a pasar lo que le ocurrió a un conocido autor de los 4 best sellers, Caballo de Troya y la Rebelión de Lucifer J. J. Benitez, que recurrió para ello a un texto no traducido al español, el Libro de Urania (The Urania Book).

Sintiendo la bajada de temperatura conforme nos lleva de escalada, Atxaga nos transporta en UNA GRIETA EN LA NIEVE HELADA a los Himalayas para contarnos una historia de odios y envidias en la que la Montaña es protagonista y la venganza adopta un tono refinado.

Y retomando la veta alemana, el tío de Montevideo ofrece UN VINO DEL RHIN y es en este punto cuando el hilo conductor vuelve a emerger confluyendo la mención de Obaba, los indianos y una sociedad dedicada a la supervivencia de animales en peligro de extinción y, era de esperar, el leitmotiv del lagarto, pasando naturalmente por la continuación del “cuento chino” de WEI LIE DESHANG FANTASIA ON THE MARCO POLO´S THEME, paradesentrañar la clave en X e Y dando entrada a una curiosa teoría de la intertextualidad al refundir y explicar a su juicio la historia del lagarto con la del Sacamantecas ambas relacionadas con la irrupción en la vida moderna del ferrocarril y con la sana intención de proteger a los niños. No coincidiría probablemente con esta opinión el recientemente desaparecido Luis Racionero acusado en su día de haber plagiado sin citar una parte importante de su libro Atenas de Pericles de El legado de Grecia, de Gilbert Murray de 1921 basando su defensa en la disculpa de la intertextualidad.

Naturalmente, una buena historia, sea ésta lineal o en forma de mosaico con elementos comunes y entrelazamientos precisa de un buen final y para ello recurre al moralista francés Joubert en LA ANTORCHA evocando uno de sus reflexiones a fin de encontrar aquella palabra que sería la síntesis de su pensamiento y con la que cerraría su obra, no sin antes rendir un nuevo homenaje a sus mentores y los de los escritores vascos modernos Aresti y Mitxelena que facilitaron el desarrollo de la literatura vasca moderna arrancándola de su diversidad y contribuyendo a crear una nueva koiné, el euskara batua permitiendo así su expansión ausente ya de las trabas que la tenían constreñida.

JVMP

Abril, 2020



 

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