La Escuela de Minas, obra arquitectónica del ‘otro’ Velázquez


Publicado el 11 de octubre de 2023.

Probablemente conocemos todos el “Palacio de Velázquez”, un edificio del Retiro situado cerca del Palacio de Cristal y dedicado a sala de exposiciones. Y quizá pensemos que el nombre le viene de algún suceso relacionado con la vida de Diego Velázquez, nuestro maravilloso pintor del siglo XVII. No es cierto: se llama así por ser obra de Ricardo Velázquez Bosco, un burgalés nacido a mediados del siglo XIX que se trasladó de joven a Madrid, pronto destacó como dibujante, completó los estudios en la Escuela de Arquitectura y luego ganó la cátedra de Historia de la Arquitectura. A la Escuela de Minas, importante obra arquitectónica de este “otro” Velázquez, vamos a dedicar nuestra visita.

Será la quinta visita de la serie que tenemos programada para 2023. Tendrá lugar el miércoles 18 de octubre, a las 12.15 horas, y en ella conoceremos la Escuela de Minas y el Museo Geominero, en la calle de Ríos Rosas.

La visita está abierta a socios de Trotea y a familiares o conocidos que les acompañen. Esnecesario que confirméis vuestra asistencia, no después del lunes 16 de octubre, a José Luis Díaz de Liaño (teléfono 666 353 221; correo electrónico jdl2008@hotmail.es) . La visita será guiada por Ángela Reina, a quien ya conocemos de ocasiones anteriores . Los socios tendremos que abonar 5 euros y los no socios 7 euros, en ambos casos en efectivo, en el momento de la visita.

Nos reuniremos frente a la puerta de la Escuela, en la calle de Ríos Rosas 21, a las 12.15 horas. La estación de Metro más próxima es la de Ríos Rosas (línea 1), pero también es posible llegar en varios autobuses.

Para información más detenida sobre la visita, podéis seguir leyendo.

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Un estilo a medida de la burguesía

Tras la construcción del Palacio de Velázquez ya comentado, destinado a albergar la Exposición de Minas de 1883, se sintió la necesidad de dotar a la enseñanza de estos estudios de una Escuela adecuada. Se eligió para ello un lugar bastante apartado del centro y vacío de construcciones, en la calle de Ríos Rosas, abierta poco antes para enlazar la actual calle de Santa Engracia con la zona de los Altos del Hipódromo (donde hoy está la Escuela de Ingenieros Industriales, en el montículo frente a los Nuevos Ministerios).

Se encargó el proyecto a Ricardo Velázquez Bosco, quien lo presentó en 1884. La arquitectura madrileña de la época seguía inmersa en un proceso de búsqueda. Así como la Corona y la aristocracia habían alumbrado en siglos anteriores el barroco, el rococó y el neoclasicismo, la burguesía por entonces emergente pugnaba por crear un estilo propio que, con ánimo de superar las variantes historicistas (como el neogoticismo de la iglesia de las Salesas Reales de Nuestra Señora de la Visitación, en la calle de Santa Engracia, o el neomudéjar de las Escuelas Aguirre, en la calle de Alcalá) acabó por conducir al eclecticismo: un estilo que, tomando elementos reconocibles de estilos arquitectónicos del pasado (columnas, frontones, etc.), los reelaboraba para crear un estilo genuino que era, al mismo tiempo, muy personal de cada autor. La arquitectura ecléctica llenó así los barrios acomodados de Madrid de edificios de fuerte impronta, adscribibles a su vez a distintas variantes, como la clasicista (Banco de España, en la plaza de Cibeles), la neogriega (Academia de la Lengua, en calle de Felipe IV) o la monumental o “enfática”. A esta última se adscriben precisamente las obras de Ricardo Velázquez Bosco, como el antiguo Ministerio de Fomento (hoy de Agricultura, en el paseo de la Infanta Isabel ) o la Escuela de Minas, que vamos a visitar.

Antigua fotografía de Velázquez Bosco con un grupo de alumnos

En sus trabajos, Velázquez Bosco tomó como punto de partida algunos principios de la arquitectura academicista francesa, como la jerarquía entre los distintos cuerpos integrantes de un edificio (entrada, porción intermedia, esquinas), y los reforzó mediante el empleo de recursos como el adosamiento de pórticos o la inclusión de torreones, que combinó además con el uso generoso de materiales nuevos como el hierro o el cristal.

La Escuela de Minas

El edificio que nos ocupa no es innovador, pero sí interesante. Sobre una planta rectangular, el diseño “a la antigua” presenta un patio interior, unas fachadas de componente horizontal caracterizadas por pocos vanos, unos cuerpos salientes en las esquinas y una entrada monumental. Las fachadas anterior y posterior llevan en la planta baja ventanas y en la planta principal balcones adintelados, que en los torreones de esquina (agregados por el mismo arquitecto en fecha posterior, ya en el siglo XX) se encuadran entre hermosas columnas jónicas con entablamento y frontón triangular, sobre los que se yergue una cúpula imaginativamente ornamentada. En cambio, en las fachadas laterales se sustituye la bicromía habitual (piedra y ladrillo) por la policromía que brindan las amplias placas cerámicas pintadas por Daniel Zuloaga en la planta principal, ciega. Sendos pórticos, muy vibrantes, como en todos los trabajos de Velázquez, permiten el acceso.

En el interior sobresalen la atención a los detalles y la novedad en el tratamiento de los materiales. El patio central tiene dos pisos de arquerías sustentadas sobre finas columnas de hierro fundido y se cierra con una cubierta acristalada sobre cerchas también de hierro.

Escuela de Minas: Patio central

En el patio trasero se encuentra la bocamina que da acceso a una mina artificial de carbón que se construyó en su día para las prácticas de los estudiantes de la especialidad.

El Instituto Geológico y Minero

El edificio adyacente, en Ríos Rosas 23, dedicado a Instituto Geológico y Minero, completa la funcionalidad del conjunto. Siguiendo, al parecer, trazas del propio Velázquez Bosco, fue proyectado por Javier de Luque López ya entrado el siglo XX, repitiéndose así la dualidad de autores que también se refleja, por ejemplo, en la sede del Ministerio de Educación, construida en la misma época en la calle de Alcalá.

Instituto Geológico y Minero: fachada

La fachada es en este caso tributaria de un “oficialismo monumentalista” que algún autor ha calificado de “estilo Primo de Rivera” y que resulta plomiza y sobrecargada. Más interés presenta el interior, donde destacan el amplio vestíbulo, la escalera imperial iluminada por una espectacular bóveda acristalada y, en particular, el Museo Geominero, con tres plantas de altura y cubierta también de cristal.

Este último exhibe cerca de 6 000 piezas de minerales y rocas (incluidos meteoritos) y más de 12 000 ejemplares de vertebrados e invertebrados fósiles, procedentes de las distintas colecciones de la institución.

Instituto Geológico y Minero: Museo Geominero


 

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