‘Crepuscular silencio’, por Fernando Díaz de Liaño


CREPUSCULAR SILENCIO, Fernando Díaz de Liaño, Otoño-2010

 

Cae la tarde y nos hiere con su melancolía

Y el crepúsculo acecha y la noche ya se anuncia

Y el alba queda lejos interrumpiéndose nuestros cotidianos quehaceres y fatigas,

y nos apresuramos a hallar,

cual lámpara maravillosa,

al lucero del crepúsculo porque

la oscuridad nos intimida,

nos ubica en la radical soledad y el silencio

de nuestra peripecia vital.

Entonces, de súbito, una luz que nace

en el milagroso lucero del crepúsculo,

se propaga ligera,

liberadora, con recios y apretados fulgores cuando no cegadora iluminando de plata

la vereda, tan colmada de silencios.

 

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