CAMINOS DE SERVIDUMBRE, Fernando Díaz de Liaño, Otoño-2010
Cuando el mundo se muestra
descaradamente controlado, dominado,
por algunos ¿seres? innombrables
siniestros, desconocidos, misteriosos,
denominados pomposamente “los mercados”,
y no comparecen en escena las naciones,
los gobiernos y las gentes
como protagonistas de la Historia,
transformándose el espacio de lo público
en Campo de Agramante,
¿no le corresponderá al Arte,
con mayúsculas,
como privilegiado escrutador y notario
de la realidad, denunciarlo y,
cual candil de Diógenes,
colaborar a revertir tan desolador panorama
y coadyuvar a sortear los caminos de servidumbre
que se han nos han señalizado
como obligada hoja de ruta hacia un pretendido fatal destino
que es un descomunal retroceso histórico?