TRISTE REALIDAD , José Manuel Sacristán Lagunas, 13-09-2010
El despertador te anuncia
con toda su intensidad,
son las seis de la mañana
y hay que ir a trabajar.
Atrás quedaron los sueños,
te tienes que levantar;
ya no llegarás a casa
hasta la noche quizá.
La máquina se pone en marcha,
para no poder parar;
ya no piensas como un hombre,
pues un robot eres ya.
Uno te aprieta una tecla,
otro te manda callar,
un tercero te maneja
a su antojo y al azar.
Transcurren horas y horas
y ni cuenta tú te das
que produces un dinero
del que muy poco verás.
Una campana ha sonado,
te desenchufan y en paz,
te marchas vilipendiado
a tu casa a vegetar.
Son las once de la noche;
a tu casa vuelves ya,
cansado y sin alegría,
tus hijos ya dormirán.